30 de agosto, 2021
Ahora sí estoy lista para compartir esto que escribí hace una semana y que hoy mismo todavía edité un poquito:
Estoy en uno de esos momentos en los que la vida te marca un antes y un después.
Tengo 34 años, pero me siento como de 15, como cuando pasabas de la felicidad absoluta a la dura nostalgia.
Confío y sé que la vida tiene cosas increíbles para mi familia y para mi, lo sé porque lo siento con el corazón, pero ¡ah cómo duele crecer!, ¡cómo duele madurar!, ¡cómo duele aprender!
Han sido dos años tan duros para todos, dos años que a todos de una u otra manera nos han movido el piso, nos han obligado a replantearnos nuestra propia vida.
Esta vez me toca cerrar un ciclo que me hizo crecer en todo sentido, que me hizo descubrirme en muchos aspectos, un ciclo en el que fui feliz y plena porque fui yo misma.
Agradezco infinitamente las importantes oportunidades que tuve para crecer tanto personal como profesionalmente, las increíbles personas que conocí, que poco a poco más que compañeros y equipo de trabajo, se convirtieron en mi familia. Porque me abrieron su corazón y me permitieron vivir intensamente, amistades de vida inigualables.
Agradezco muchísimo a mi lugar de trabajo que me presentó reto tras reto, un aprendizaje y crecimiento profesional súper importante para mí.
Por una parte siento tranquilidad porque me entregué por completo, con todo mi corazón.
Al mismo tiempo fue un tiempo en el que me dejé llevar, la adrenalina y la angustia de la pandemia me hipnotizó y dejé que poco a poco los días se consumieran sin detenerme a pensar en mi y en mi familia, por eso, lo más importante de este ciclo es que me deja una lección de vida que ni en las mejores universidades del mundo hubiera podido aprender: atender lo importante antes de lo urgente.
Es impresionante cómo la vida duele y cómo nos damos cuenta de que cada dolor es un paso más hacia la meta, cada dolor es un aprendizaje que se queda arraigado en el corazón.
Estoy lista para seguir con nuevos proyectos, nuevos retos y la verdad, también con mucha ilusión de explotar a la máxima potencia mi hermoso proyecto: WorkingMom.
Hoy lo único que hoy quiero gritar al mundo es que los amo, los amo con todo mi ser y siempre lucharé (aunque tenga que ser contra mí misma) por dejarles un legado honorable, lleno de amor y entrega, mis niños hermosos J&J, de la mano de mi soporte, mi cómplice y el amor de mi vida, Santi.